Según un reciente informe de Wall Street Journal, Meta esperaba tener 500.000 usuarios activos mensuales, pero estos días casi nadie está jugando en Horizon Worlds, (el metaverso de realidad virtual gratuito que hace posible crear y visitar “mundos” acompañados de amigos o extraños). Meta ha comenzado a orientar sus nuevos visores VR hacia grandes empresas para que sean sus empleados los que se vean obligados a usarlos durante ocho horas al día en el trabajo.
Son los primeros pasos y la tecnología se está apenas desarrollando y testando. Pero es muy difícil creer que el Metaverso será sólo una idea fantasiosa. La consultora Garand View Research (GVR) estima que el valor comercial del Metaverso en Estados Unidos en 2022 será de 54 mil millones de dólares, con un aumento de 39,4% respecto a 2021. Según Gartner Inc, en el 2026 el 25% de las personas pasarán al menos una hora al día en el Metaverso. CITI GPS de Citigroup concluye que la economía del Metaverso podría crecer entre 8 y 13 billones de dólares en 2030.

Una Meta plataforma

No parece nada extraño, si consideramos que el Metaverso es la plataforma que integra de las tecnologías de la información más disruptivas y con más potencial de crecimiento del siglo XXI: Internet (World Wide Web) + 5G (Velocidad de los datos) + Cloud computing (procesamiento en la nube) + eGaming + Realidad virtual (inmersión en un nuevo espacio) + Realidad aumentada (sobreponer información virtual a la propia realidad) + Blockchain (base de datos distribuida y segura) + Criptomonedas (instrumento para transacciones) + NFT + Inteligencia Artificial (catalizador o potenciador del sistema).
Existen pocas dudas de que las empresas desarrolladoras, las que ofrecen computación en la nube, al sector de las telecomunicaciones y a la inacabable gama de empresas dedicadas a la electrónica de consumo “conectada” promoverán que la gran mayoría de seres humanos socialicemos, trabajemos, nos divirtamos y vivamos lo más posible en un entorno virtual.
Tendrían a su alcance un enorme e inquietante premio adicional: según Markus Cartel, profesor de cultura digital de la Universidad de Sidney, las tecnologías del metaverso, como la realidad virtual y la realidad aumentada “son quizás los sensores digitales con más capacidad de extraer datos que tendremos en nuestros hogares en las próximas décadas”. Por ello, Cartel propone saber quiénes tendrán acceso a esos datos y qué harán con ellos.


China y Occidente, dos Metaversos

¿Existe alguna opción de que sea un espacio minoritario, sólo para empresas tecnológicas, “geeks” o “frikies” de las nuevas tecnologías? …pensemos que, en este momento, Meta da servicio a 2.000 millones de usuarios diarios de diferentes países, profesiones, intereses, géneros o edades y aglutina suficientes intereses para poder permitirse repensar y rectificar los tanteos de marketing iniciales hasta hacerlos exitosos, así como invertir para continuar mejorando la tecnología de forma exponencial cada década. Y hablamos de mucho más que Meta, de Microsoft o de Nvidia Omnivers.
Baidú, el Google chino, o Xirang también están por la labor. Hoy, existen más de 500 compañías en China con el nombre ‘Metaverso’ en su descripción. Empresas como ByteDance (Tik Tok) o #tencent dan pasos adelante, con la construcción de equipos dedicados por completo a este entorno. La propia Alibaba.com está desarrollando un potente sistema de shopping integrado en los Metaversos.
Las grandes corporaciones + China están subiendo al Metaverso su tecnología (y, con ella, sus innovaciones, sus valores y su poder de persuasión). Una lucha por la hegemonía que no se librará en el ámbito militar, pero que puede influir con la misma o mayor fuerza, en el equilibrio geoestratégico global. Un auténtico “plan B” digital al planeta.


When it comes to Metaverse, Asia first

Según Matthew Kanterman, analista industrial senior de Bloomberg y Tiffany Tam, analista asociada de Bloomberg Intelligence, es muy probable que el Metaverso evolucione diferente en China. Allí, los eventos en vivo y los vínculos de marca pueden ser las principales oportunidades de ingresos, mientras que el contenido generado por los usuarios y la tecnología descentralizada jugarán un papel menor, debido a las restricciones en la creación de contenido.
Es plausible imaginar en China una versión del Metaverso más pautada, dirigista y controlada por el Estado y otra en Occidente, movida por las corporaciones, más atomizada, comercial e invadida por las fake news. En cualquier caso, Asia Pacífico será, muy probablemente, la región precursora, con un crecimiento anual del 49,6 %. ¿Motivo? La creciente adopción en países como China, Japón o Corea del Sur de su conglomerado de tecnologías, tanto en aplicaciones de consumo, como comerciales y de atención médica.

Capitalismo de sustitución

En su nuevo libro sobre Metaverso y el capitalismo de sustitución, José Maria Lasalle, director del Foro del Humanismo Tecnológico de Esade, describe un “capitalismo plataformizado que introduce una capa de sustitución sobre la de vigilancia, que es el que está plasmándose en China, pero que en Occidente encuentra dificultades para consolidarse y progresar. Entre otras cosas, porque las democracias liberales han sabido introducir políticas de privacidad e intimidad”.
Según continúa José María Lasalle, “la realidad plus como el metaverso, así como los avances de la neurotecnología, introducen cambios cualitativos profundos que alteran el análisis que propuso Zuboff y que han hecho suyo también pensadores como Harari, Byung-Chul Han, Bifo Berardi o Sadin, entre otros. Los avatares del metaverso, a través de su experiencia inmersiva de 360 grados en tiempo real, podrían conducir a la psique humana hacia algo semejante a la hipnopedia somática que describió Huxley en Un mundo feliz. Un fenómeno de simulación distópica que ofrecería colectivamente una felicidad estructural que anularía nuestra libertad de decidir, bajo un capitalismo del espectáculo”.

Yonkies del Metaverso

Si transformas la visión ocular por otra de cámaras 4K, el sonido por otro inmersivo en, acoplado con unas anillas parecidas a los huesecillos del oído, y puedes interactuar en un entorno en tres dimensiones, la conciencia se traslada. Pasamos a ser nuestro avatar, al que podemos adaptar nuestras expresiones más íntimas. Y “vivir” emociones, suaves o intensas, desde un espacio seguro. Quizás nuestra propia habitación, posiblemente en penumbras.
Según Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro “Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología”, el Metaverso “puede tener unas graves consecuencias en el plano psicológico y convertirse en una cárcel emocional que nos conduzca, todavía más, a la hiperconectividad y adicción a lo virtual. Vivir en una realidad paralela es por definición altamente adictivo, probablemente más que los videojuegos, porque hacemos creer al cerebro que vivimos situaciones reales y satisfactorias, segregando hormonas como dopamina, de las que siempre querrá más y más”.
Paoli cree que, si se juega excesivamente y se combina con la falta de sueño, “se podría desdibujar la línea entre lo real y la fantasía, provocando episodios psicóticos. O deteriorarse las relaciones reales, promover la sensación de aislamiento o la pérdida de hábitos saludables como el aire libre, la luz del sol o la naturaleza, así como la vulneración al derecho a la intimidad. Si el global de nuestras vidas reales se hacen virtuales, también se hará más posible la adquisición virtual de nuestros datos personales o bancarios, nuestra geolocalización, y un largo etc”.
Como ejemplo, la psicóloga habla de China, donde” el IAD, o trastorno de adicción a Internet, representa la crisis de salud número uno. Ya existen más de 20 millones de jóvenes adictos”.
Es urgente más tecnología con propósito.

Pero en la tecnología está también una posibilidad de salvación ante los retos que enfrentamos. Se trataría, entonces, de explorar un Metaverso que vaya por ese camino: ponerla al servicio de nuestros objetivos como especie y no al servicio del beneficio de unos pocos a cambio de la alienación de muchos más.
Comenta Cecilia Tham, master en biología y arquitectura por la Universidad de Harvard y CEO de Futurity Systems: “hemos creado los llamados ‘Plantiverse NFTrees’ para que las plantas entren en el metaverso, donde, desde unos sensores recibimos dan información sobre su nivel de agua, humedad, de CO2, de luz u otros, para tomar decisiones de forma mucho más informada e intuitiva en el mundo real. Los ‘NFTrees’ apoyan el desarrollo de nuevas ideas en el Metaverso que promuevan la sostenibilidad. Colaboramos con las plantas, enfocando su energía en procesos de creación plástica electrónica. Así, el Metaverso puede estar más cerca que nunca del mundo físico y de un futuro mejor para el planeta”.
Xavier Palomer, CEO de Amelia Virtual Care, compañía tecnológica de salud mental con sede en Barcelona y San Francisco, enfatiza que «con las gafas 3D de realidad virtual puedes hacer terapia, o, por ejemplo, alejarte de estímulos externos distractores, como los ruidos o el asfalto y generar entornos para la meditación, para vivir con armonía el presente, la respiración, el aquí ahora. El metaverso es, también, bienestar humano en el día a día».